El hondureño Merlin Castell, una de las figuras más prometedoras de la moda en Los Ángeles, ha elaborado una colección “galáctica” para el otoño-invierno inspirada en el personaje de “Barbarella”, pero fiel a su estilo “Sex on the City”.
Castell, que se define como un creador "camaleónico", se ha labrado un nombre en el mundo de la moda de California donde, desde 2003, lucha por consolidar su marca a base de constancia e imaginación. Famosos como Paris Hilton, María Conchita Alonso, Carlos Santana, Paula Abdul, la Spice Girl Mel B, Priscila Presley o Karina Smirnoff, sucumbieron ya al embrujo de las creaciones de este "mago" del diseño, como también se le conoce a Merlin, que desearía vestir a Nicole Kidman, porque es "como una gata fina con pedigrí". "Soy el ceniciento que se convierte en un príncipe de la moda", confiesa Castell en entrevista, quien asegura que vive en un cuento de hadas con final feliz: "termina con un castillo en Inglaterra, saliendo a cazar zorros cuando tenga 65 años", afirma jocoso aunque convencido. Este modisto, que afirma que mira al futuro con los pies en el suelo, vaticina el advenimiento de una mujer cada vez más independiente y fuerte "como Barbarella" -personaje al que dio vida en la película homónima de 1968 Jane Fonda- lo que trató de reflejar en su nueva colección. "Es una mujer que sale adelante de todas las situaciones y la veo con colores metálicos, cuellos muy altos y hombros extendidos para demostrar que la mujer está a la misma altura que el hombre", explica. Una pauta que encaja con el perfil de la mayoría de sus clientas, que él mismo cataloga como sacadas de la serie de televisión "Sex in the City". "Mujeres ejecutivas que viven al límite y quieren vestir más frescas", declara Castell, que añade que sus diseños también calan entre la alta sociedad donde han dejado de llevar "solo Valentino" para ponerse sus trajes, que pueden superar los 10.000 dólares. El lanzamiento de la colección, celebrado la noche del miércoles en el club Goa de Los Ángeles, sirve para dar a conocer también la nueva temporada del programa de televisión de Janice Dickinson -Janice Dickinson Modeling Agency-, una personalidad del mundo de la moda que asegura acuñó el término "supermodelo" y que ha acompañado a Castell de principio a fin de la gala. Este hondureño autodidacta señala que sus colecciones le salen de adentro, "a veces en sueños", y no es extraño, declara, que dos años después triunfen en el mercado. Natural de Sonaguera, Colón, Castell fue el menor de una familia humilde de siete hermanos a la que no le alcanzaba para zapatos y que a los ocho años ya aconsejaba a su madre sobre qué ropa le favorecía más. Aquel niño terminó estudiando diseño, primero en México y después en Milán, hasta convertirse en una figura carismática sobre la que han puesto los ojos algunos productores de Hollywood, deseosos de convertirlo en un personaje de televisión. "Están tratando de convertirme en un icono, por mi estilo, por la capacidad que tengo para proyectar mi talento", declara Castell consciente de que la pequeña pantalla supondría un empujón definitivo a su imagen y a su marca. Este modisto, que parece uno de esos ejemplos de lo que se vino a llamar "el sueño americano", desvela que uno de los ingredientes en la receta de su éxito en EEUU consistió en "mirarse al espejo y repetirse: yo no soy inmigrante, soy una persona con talento". "Nunca me he sentido fuera de lugar, estar fuera de mi país no ha sido un obstáculo para mí, para nada", manifiesta, si bien admite que la distancia le priva de "las doblonas -tortillas de harina- y el queso" que desayunaba en Honduras. "Pero en la vida hay que hacer sacrificios porque no se puede tener todo", reconoce. A su manera, Castell sigue vinculado a su país, prueba de ello es la contribución de su compatriota Rocío Silvana a su nueva colección, en la que aporta los complementos de rocas que simbolizan el poder de la mujer estos días.
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